Rubisco: Aclimatarse o morir
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27 marzo 2008

Rubisco: Aclimatarse o morir

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Esta enzima, presente en el proceso de fotosíntesis de las algas, regula su proceso de nutrición, lo que permite a esta especie soportar el aumento de irradiación solar provocada por el cambio climático.

Mucho se ha escrito sobre el calentamiento global y sus repercusiones sobre el deshielo de los polos, pero ¿cómo afecta a la diversidad de especies que alojan ambos océanos? Un investigador de la Universidad de Málaga (UMA), Francisco Javier López Gordillo, lleva desde 2002 interesado en la aclimatación de las algas a las variaciones que se están experimentando en estos ecosistemas.

Las causas que cambian las rutinas alimentarias de estas especies no se ven afectadas únicamente por el incremento de las temperaturas. “La primavera llega antes y el dióxido de carbono (CO2) se incrementa. Esto ha motivado un trastorno en los mecanismos de fotosíntesis y en la forma en que las algas aprovechan los nutrientes y la luz solar”, afirma este profesor del Departamento de Ecología.

Rubisco: Aclimatarse o morir
Vista aérea del campamento científico de Ny-Ålesund.

Lo que se desprende de las primeras investigaciones revela que este tipo de vegetación se adecua perfectamente al aumento de irradiación solar. En concreto, las macroalgas, que son las que se mantienen durante todo el año, se valen de una enzima llamada rubisco que acelera el proceso fotosintético. Según López Gordillo, esta forma de adaptarse a las nuevas condiciones se muestra con mayor o menor éxito dependiendo de la especie de alga, por lo que favorecerá que sólo las invasivas de alto crecimiento sean las que se extiendan.

“Se pensaba que las macroalgas árticas frenaban su crecimiento durante el invierno, debido a la ausencia de nutrientes, sin embargo se ha comprobado que siguen creciendo ya que, durante el verano se aprovisionan de carbono para su posterior crecimiento”, explica este biólogo malagueño.

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Francisco Javier López Gordillo es el responsable de este proyecto de investigación.

En colaboración con un equipo de científicos alemanes, este profesor de la Facultad de Ciencias, asegura que la actividad diaria en Ny-Ålesund – un poblado científico al Norte de Noruega -, es incesante. “Los buzos nos traen las algas del mar que necesitamos y nosotros nos encargamos de estudiarlas en el laboratorio”, donde disponen de más de 100 muestras diferentes expuestas a diferentes grados y niveles de salinidad, temperatura y CO2.

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Imagen del laboratorio donde se realizan las pruebas con algas.

Los investigadores estudian ahora cómo podrían afectar a estas especies los efectos del calentamiento global, tales como un deshielo considerable, el aumento de las emisiones de CO2 en la atmósfera o el descenso de la salinidad marina a causa de fusión de grandes masas de hielo.

El proyecto, que comprende cuatro expediciones, pretende obtener resultados tanto en el Ártico como en la Antártida. Por ello, López Gordillo junto a otros dos investigadores de la UMA y dos de la Universidad de Jaén, se desplazarán el próximo julio de nuevo al campamento ártico, coincidiendo con la llegada del verano al Polo Norte.

Más información:

Francisco Javier López Gordillo

Departamento de Ecología de la Universidad de Málaga (Facultad de Ciencias)

E-mail: fjlopez@uma.es

Tel.: 952 13 23 85